Una casa enferma, es una familia enferma. Parece una frase tremebunda, pero lamentablemente, puede ser así. Y lo peor es que muchas veces no le solemos dar la importancia que merece.
Cuando detectamos humedad en casa, no solo debemos ver aquí un problema estético. Tener humedad es más importante de lo que puede parecer a simple vista, porque afecta a la salud de los integrantes del hogar.
En Hydrotec te hablamos hoy sobre algunas enfermedades que puede causar tener humedad en el entorno que vivimos.
Problemas respiratorios
La humedad es un problema que puede afectar a todos los habitantes de la casa, sin distinción, en mayor o menor medida. Los diversos problemas respiratorios incluyen alergias, asma e incluso enfermedades pulmonares. Los ancianos, niños y embarazadas suelen ser los más perjudicados.
La Organización Mundial de la Salud ya ha mostrado su preocupación por este tema a través de numerosos informes realizados. Tanto un exceso de humedad como de moho representan una amenaza para la salud, facilitando la proliferación de enfermedades como la rinitis alérgica y el asma.
Problemas en las articulaciones
El frío y la humedad también pueden provocar también enfermedades reumáticas, dolores en los huesos y articulaciones. Tanto dentro de las articulaciones como en los tendones tenemos unos receptores sensoriales llamados los barorreceptores, muy sensibles a los cambios en la presión del aire. Cuando la presión atmosférica desciende, se activan estas células nerviosas, causando dolor articular. Las personas con artritis o artrosis son las que más lo sufren.
Moho y ácaros
Existen microorganismos que crecen en las zonas con más humedad, como son los ácaros y el moho.
El moho es un organismo vivo que produce esporas que vienen transportadas por el aire. Tener moho en nuestra casa puede causar reacciones alérgicas. Algunas personas son alérgicas a esas esporas. Los signos de alergia son: picores en los ojos, lagrimeo constante, congestión nasal, irritación de garganta e incluso dolor de cabeza.
Los ácaros incrementan el riesgo de padecer enfermedades respiratorias. Por ejemplo, son un desencadenante común del asma en los bebés. También contribuyen a la aparición de rinitis alérgica y conjuntivitis y, además, pueden favorecer el desarrollo de patologías como la dermatitis atópica y las erupciones cutáneas.
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